Descripción
Schlenkerla Rauchbier Lager: el sabor del fuego hecho cerveza
Hay cervezas que se elaboran.
Y luego están las que se forjan al calor del fuego.
Schlenkerla Rauchbier Lager pertenece a esta segunda categoría: una obra maestra nacida en Bamberg, la capital mundial de las cervezas ahumadas.
Su aroma inconfundible —ese humo noble que envuelve cada sorbo— no es un accidente, sino el resultado de un proceso ancestral que pocos cerveceros se atreven a mantener vivo.
En Cervezas San Galo, la celebramos como lo que es: una cerveza de culto para exploradores cerveceros auténticos.
Una tradición forjada en fuego y madera
En el corazón de Bamberg, bajo las calles empedradas y los tejados góticos, se esconde una historia que arde desde hace más de siete siglos.
La cervecería Aecht Schlenkerla elabora sus cervezas ahumadas en bodegas excavadas bajo el antiguo monasterio dominico, usando la misma técnica desde la Edad Media.
El secreto está en su malta: granos de cebada secados sobre fuego abierto de madera de haya.
El humo impregna lentamente cada grano, dejando un sabor que recuerda al pan tostado, al jamón curado, a una barbacoa en pleno invierno.
Ese toque ahumado no se añade: se crea.
Y es lo que hace que Schlenkerla Rauchbier Lager sea mucho más que una lager alemana: es una cápsula del tiempo, una experiencia multisensorial donde tradición y alquimia se funden.
El carácter del fuego: una experiencia para valientes
No es una cerveza para todos.
Su primer sorbo sorprende —incluso desconcierta—. Pero ahí está su magia.
El humo se abre paso con elegancia, dando paso a notas de pan horneado, malta dulce y un final ligeramente amargo y seco.
A diferencia de su hermana más potente, la Schlenkerla Märzen, esta Rauchbier Lager es más ligera, más accesible, pero sin perder el alma del fuego.
Tiene cuerpo medio, espuma cremosa y una limpieza en boca que solo una lager bávara puede ofrecer.
Para el Explorador Cervecero, representa un rito de paso: una cerveza que exige atención, que te reta y luego te recompensa con autenticidad pura.
Porque después de probar una Schlenkerla, ya ninguna cerveza sabe igual.
La leyenda del cervecero “Schlenkerla”
El nombre de la cervecería proviene de una historia tan peculiar como entrañable.
Hace siglos, el maestro cervecero del local tenía una forma muy característica de caminar, balanceando los brazos de un lado a otro. En el dialecto local, decían que “schlenkerte”, es decir, que se movía torcido o “cojeaba”.
El apodo se volvió marca, y con el tiempo, “Schlenkerla” se convirtió en sinónimo de la cerveza que elaboraban allí.
Hoy, ese gesto torcido es parte del alma de la marca: un recordatorio de que la perfección también puede tener su propia rareza.
Bamberg, el santuario de la Rauchbier
Bamberg no es solo una ciudad, es un estilo de vida cervecero.
En sus calles medievales, cada taberna cuenta una historia, y cada cerveza refleja un pedazo de su identidad.
Aquí nació la Rauchbier, y aquí sigue viva gracias a guardianes como Schlenkerla, que no han cedido al tiempo ni a la modernidad industrial.
La Rauchbier Lager es una expresión más refinada y ligera de esa tradición. Un homenaje a la historia bávara, pero también una puerta de entrada para quienes se atreven a probar algo diferente.
Maridaje San Galo: cuando el humo se encuentra con el sabor
Si existe una cerveza hecha para acompañar la comida, es esta.
Su carácter ahumado y su equilibrio la convierten en la pareja ideal de platos con personalidad.
Recomendaciones San Galo:
Carnes a la parrilla o al horno (especialmente cerdo o cordero).
Quesos curados o ahumados.
Embutidos artesanos.
Platos con setas, cebolla caramelizada o salsa barbacoa.
Y si te atreves con algo distinto: prueba maridarla con chocolate negro o postres con caramelo tostado.
El contraste es sorprendente y memorable.
Una cerveza que no busca gustar a todos, sino quedarse contigo
Schlenkerla Rauchbier Lager es una cerveza honesta, directa y profundamente auténtica.
Su sabor no intenta complacer: te invita a comprenderlo.
Es el eco líquido de una tradición viva, mantenida por generaciones que se negaron a apagar el fuego.
En Cervezas San Galo la consideramos una joya de carácter: la cerveza que separa al aficionado casual del verdadero explorador.
Una cerveza que no se bebe con prisa, sino con curiosidad.
Y cuando la aceptas, se queda contigo para siempre.

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