Descripción
Chimay Gran Reserva: la leyenda azul del monasterio de Scourmont
Hay cervezas que se disfrutan, y hay cervezas que se guardan como tesoros.
Chimay Gran Reserva, conocida también como Chimay Bleue, pertenece a esa segunda categoría. Nació en 1956 como la cerveza navideña de los monjes trapenses de la Abadía de Scourmont, en Bélgica, y desde entonces se ha convertido en un icono de celebración, recogimiento y maestría cervecera.
Su color oscuro y profundo anuncia que lo que contiene no es una cerveza más, sino una obra de arte viva, capaz de evolucionar con el tiempo. En Cervezas San Galo, la consideramos una de esas cervezas que todo explorador cervecero debería probar —y volver a probar, años después— para descubrir cómo el tiempo también puede madurar el sabor.
Un origen navideño, una historia de celebración
Chimay Bleue fue creada por los monjes como una cerveza especial para las fiestas de Navidad, destinada inicialmente solo a la comunidad monástica y a sus visitantes más cercanos.
El éxito fue tal que, poco después, se convirtió en parte permanente del catálogo trapense.
Esa herencia festiva sigue viva en cada botella: la Chimay Gran Reserva encarna el espíritu de la mesa compartida, del calor del hogar y de los brindis que marcan los momentos importantes.
No es solo una cerveza fuerte y oscura; es una invitación a celebrar con alma.
El doble nombre que confunde a muchos (y que aquí aclaramos)
En el mundo de Chimay, la Bleue y la Gran Reserva son la misma cerveza.
La diferencia está únicamente en el formato:
La botella de 33 cl se llama Chimay Bleue.
La de 75 cl se comercializa como Chimay Gran Reserva.
Ambas comparten la misma receta, la misma levadura y la misma filosofía trapense.
Lo que sí varía con el tiempo es su carácter: al tratarse de una cerveza de alta fermentación y segunda fermentación en botella, puede envejecer con elegancia durante años, ganando complejidad, suavidad y matices licorosos.
Por eso, algunos coleccionistas guardan cada añada como quien guarda un buen vino.
El alma de una trapense auténtica
Como todas las Chimay, la Gran Reserva lleva el sello de “Auténtico Producto Trapense” (ATP), una certificación que garantiza tres principios sagrados:
Elaboración dentro del monasterio, bajo la supervisión de los monjes de Scourmont.
Control directo de la comunidad, que asegura que el proceso mantenga la pureza y la calidad artesanal.
Destino solidario de los beneficios, dedicados al mantenimiento del monasterio y a obras de caridad.
Este sello no es un simple logotipo: es una promesa de integridad y propósito.
Beber una Chimay Gran Reserva es también participar en una tradición monástica de más de 150 años, donde el trabajo manual se transforma en oración líquida.
Una experiencia sensorial que mejora con el tiempo
En copa, Chimay Gran Reserva despliega un tono caoba oscuro con reflejos rubí, coronado por una espuma beige, densa y persistente.
El aroma es un viaje: frutas maduras (ciruelas, higos, pasas), caramelo tostado, chocolate negro, y una sutil nota de licor y levadura que anuncia su profundidad.
En boca, es plena, redonda y seductora.
La dulzura inicial de la malta se funde con toques de madera, café, y frutos secos, dando paso a un final cálido y ligeramente amargo que invita a otro sorbo lento, contemplativo.
Su 9% de alcohol la convierte en una cerveza robusta, ideal para disfrutar despacio, con respeto. Pero lo más fascinante es su capacidad de guarda: con el tiempo, los matices se funden, el cuerpo se vuelve más aterciopelado y la experiencia, más armoniosa.
Cada año en bodega es un capítulo nuevo que añade profundidad a su historia.
Maridaje San Galo: una cerveza para compartir momentos grandes
Pocas cervezas maridan tan bien con el otoño, el invierno y las celebraciones familiares como Chimay Gran Reserva.
Su perfil oscuro y meloso realza:
Guisos de carne y platos de caza.
Quesos azules o curados, especialmente el propio Chimay à la Bière.
Postres de chocolate negro, frutos secos o caramelo salado.
Servida entre 10 y 12 °C, en copa cáliz o balón, despliega toda su complejidad aromática y su calidez envolvente.
Es la cerveza ideal para cerrar una comida especial o para brindar por los hitos que merecen ser recordados.


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