Descripción
Bacchus Kriek: la armonía agridulce de Flandes en una copa
Hay cervezas que te refrescan… y otras que te sorprenden.
Bacchus Kriek pertenece a la segunda categoría: una joya flamenca, envuelta con el mimo de un regalo y elaborada con la maestría que solo Bélgica puede ofrecer.
Su secreto está en la base: no es una simple cerveza de frutas, sino una auténtica Flanders Oud Bruin, una de las tradiciones más antiguas del norte de Bélgica. A esta cerveza envejecida en madera se le añaden cerezas ácidas Morello, logrando un equilibrio casi perfecto entre lo dulce, lo ácido y lo afrutado.
El resultado es una experiencia sensorial única: una danza entre la frescura frutal y la profundidad malteada, entre la juventud del fruto y la sabiduría de la barrica.
Nota de Cata del Explorador: el equilibrio perfecto entre dulce y ácido
A la vista, Bacchus Kriek se presenta como una gema líquida: su color rojo rubí brillante y su espuma rosada y cremosa anuncian que lo que viene no es una cerveza cualquiera.
El aroma es intenso y seductor: cerezas maduras, caramelo tostado, notas balsámicas y un toque de roble. No es un perfume artificial, sino un bouquet natural y elegante que despierta la curiosidad.
En boca, la primera impresión es agridulce, con un inicio dulce que rápidamente se transforma en una acidez vivaz y refrescante. La base Oud Bruin aporta cuerpo y complejidad: tonos de malta tostada, vinagre suave y madera envejecida, mientras que las cerezas añaden frescura y jugosidad.
El final es seco, afrutado y ligeramente tánico, con un eco de vino tinto joven. Es una cerveza que juega con los contrastes, y en esa tensión encuentra su belleza.
Una cerveza con alma flamenca
La historia de Bacchus Kriek está profundamente ligada a su tierra.
Nace en la cervecería Van Honsebrouck, en Ingelmunster, Flandes Occidental, una región donde el arte de la fermentación es casi un acto cultural.
El nombre Bacchus —dios romano del vino y la celebración— ya nos da una pista de su espíritu: una cerveza hedonista, diseñada para el placer y el disfrute.
Pero su elaboración es casi artesanal: parte de una Oud Bruin tradicional que se deja madurar lentamente en barricas de roble, donde adquiere ese toque avinagrado tan característico de las cervezas flamencas.
Luego, se infusiona con cerezas Morello, una variedad intensa y ligeramente ácida, que aporta color, aroma y un frescor natural.
Este proceso da vida a una cerveza que combina tradición cervecera y sofisticación vinícola, con la redondez de una cerveza añeja y la alegría de la fruta fresca.
Una presentación que enamora: papel, copa y celebración
Si algo distingue a Bacchus Kriek, además de su sabor, es su presentación icónica.
Cada botella viene envuelta a mano en papel decorativo, como si se tratara de una reliquia o un pequeño tesoro cervecero. El formato, de media botella tipo champagne, refuerza su carácter especial: no es una cerveza para cualquier momento, sino para un instante que se quiere recordar.
Al servirla en copa tulipa o cáliz, libera una efervescencia delicada que acaricia los sentidos. Es ideal para compartir, para brindar, o simplemente para disfrutar de un lujo cotidiano.
En Cervezas San Galo, nos encanta presentar esta cerveza como un regalo perfecto: visualmente impactante, sensorialmente sorprendente, y con una historia digna de contarse.
Maridaje San Galo: la compañera ideal de los postres (y de los valientes)
El alma agridulce de Bacchus Kriek le permite brillar con muchos platos, pero donde realmente se luce es al final de la comida.
Su perfil frutal y su leve acidez la hacen perfecta para:
Postres de chocolate negro o trufas.
Tartas de frutas rojas o de queso.
Quesos suaves o de cabra, que equilibran su dulzor.
Ensaladas con frutos secos o reducción balsámica.
También puede disfrutarse sola, como una copa de vino de postre. En verano, bien fría (6–8°C), resulta refrescante y adictiva; en invierno, a temperatura de bodega, revela su perfil más vinificado y profundo.
La Bacchus Kriek en el universo Cervezas San Galo
En Cervezas San Galo buscamos cervezas con historia, identidad y alma. Bacchus Kriek las tiene todas.
Es una cerveza que rompe expectativas: demuestra que lo dulce no tiene por qué ser simple, y que una cerveza puede seducir incluso a quienes juran no ser “cerveceros”.
Su combinación de artesanía, presentación premium y sabor inconfundible la convierte en una de nuestras recomendaciones estrella para regalar, para maridar postres, o simplemente para disfrutar de algo diferente.
Beber Bacchus Kriek es brindar por la tradición de Flandes, por el arte del equilibrio y por la alegría de compartir.
Conclusión: el placer flamenco que conquista paladares
Bacchus Kriek no es solo una cerveza de cereza; es una celebración embotellada.
Su equilibrio entre dulzor y acidez, su presentación elegante y su trasfondo artesanal la convierten en una experiencia única dentro del universo de las cervezas afrutadas belgas.
En cada botella hay un pedacito de Flandes, una historia de madera, fruta y pasión.
Una cerveza que no solo se bebe: se disfruta, se comparte y se recuerda.
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